La novia de Ivy Green by Julie Klassen

autor:Julie Klassen [Klassen, Julie]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2018-12-03T16:00:00+00:00

A la mañana siguiente, cuando se marcharon sus amigos, James le pidió a Mercy que acudiera a su despacho.

—¿Puedes venir y sentarte un momento?

Así lo hizo, mientras él se sentaba en el sillón que había junto al de ella, en lugar de ocupar el de detrás del escritorio.

—Quería disculparme. Esos dos maleducados a los que llamo mis amigos fueron muy groseros contigo anoche, y siento haberte expuesto a esas historias que contaron sobre mi comportamiento en el pasado. Sé que no puedes aprobar mi conducta de aquella época.

—Aunque solo fueran verdad la mitad de esas historias, has cambiado muchísimo desde entonces.

—Eso espero. —Jugueteó con el sello de cera del escritorio antes de continuar—. Eso me recuerda algo que me comentó Jane hace poco. Le dije que pretendía ser un buen padre para Alice y que me preocupaba no lograrlo. Ella me dijo que fuera yo mismo y, que si lo era, Alice me querría. Pero no estoy de acuerdo.

Hizo una pausa y miró hacia la ventana.

—No quiero ser nunca más lo que era antes. Quiero tener con Alice una relación infinitamente mejor que la que he tenido, y todavía tengo, con mi propio padre. Y no puedo conseguirlo simplemente siendo quien soy, siendo yo mismo. Quiero ser mejor, por el bien de la niña. Mucho mejor que el personaje cuya descripción hicieron esos dos anoche y que tú tuviste que oír.

Sorprendida de verlo tan vulnerable, la mujer extendió la mano hacia él de forma instintiva, pero se detuvo enseguida, llevándosela al regazo.

—Por si te ayuda, yo no reconocí en absoluto al hombre que describieron. Cambiar nuestras inclinaciones gracias a la pura fuerza de voluntad es increíblemente difícil, y puedo decirte que ya has dado unos pasos adelante impresionantes. Afortunadamente, no solo dependemos de nosotros mismos. Dios siempre nos ayuda.

—Mercy, lo que tú propones me parece todavía más difícil. Sabes que estoy acostumbrado a confiar solo en mí mismo, en mis propias fuerzas. Aunque fuera capaz de pedir ayuda a Dios, ¿por qué iba a concedérmela? ¿Por qué iba a preocuparse por mí si lo he desdeñado durante todos estos años?

—Porque te ama, incluso más de lo que tú amas a Alice.

Se echó hacia atrás en la silla con los dedos entrelazados.

—Bien. Tendré en cuenta lo que me has dicho. Pero primero, ahora que Max y Rupert se han ido, ¿qué te parecería una cena tranquila, solos tú y yo?

Sintió que una tensión nerviosa la atenazaba.

—Creo… Creo que ya he tenido suficientes cenas por un tiempo. Hoy me iré a la cama pronto, si no te importa. Estoy tremendamente cansada.

Notó la preocupación en su gesto.

—¿Estás bien? Espero que no te estés poniendo enferma.

—No, no, estoy perfectamente. O lo estaré enseguida, si descanso lo suficiente. —Se levantó.

—Como desees. Espero que no estés… enfadada conmigo por alguna razón. No quiero imponerte mi compañía durante más tiempo del que desees.

—Por supuesto que no. Y, por favor, no pienses que esto tiene que ver con lo que he oído acerca de tu pasado. —«¡A lo que le tengo miedo es al futuro!», pensó.

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